Algunos niños duermen con sus padres durante la primera etapa de sus vidas y otros lo hacen solos ya desde el primer momento. Al llegar a cierta edad pueden comenzar los problemas, bien porque los niños no acepten que deben de irse para su habitación o bien porque los que durmieron siempre solos comiencen a tener etapas de pesadillas y miedos nocturnos.
A partir de los dos años de edad pueden comenzar los terrores nocturnos y ante ellos podemos tomar algunas medidas que ayudarán a que el pequeño se sienta mejor. Darle este tipo de apoyos al niño ayudará a ir superando etapas y es bueno para él que así sea. Pero no debemos de darle demasiada importancia al hecho de que más de una noche acabe en la cama del matrimonio. Poco a poco irá no solo aceptando, sino deseando tener su propio espacio.
Y en los momentos más duros, recuerda, no hay adolescentes que sigan escapando para la cama de sus padres a media noche. Esta es la mejor prueba de que todo se supera.
Arrópalo con una dosis de ternura extra
El primer truco es lograr que el niño se sienta seguro en su cuarto. Para eso cuentas con unos aliados muy importantes: sus muñecos. Para ellos son amigos con los que no solo conversan, sino que también comparten todo tipo de confidencias. Deja que el niño duerma con sus muñecos y se sentirá más relajado.
El segundo de los trucos tiene que ver con la ropa de cama. Si la ropa de cama es suave, tiene colores agradables y personajes que le gustan, el pequeño se sentirá mucho más protegido. Puedes echar un vistazo a los nórdicos infantiles de mercatohouse.com y pedirle a tu hijo que elija el que más le guste. Le hará ilusión participar en la decisión.
Las rutinas son muy importantes
El tercer consejo tiene que ver con las cenas. No es bueno que el niño coma mucho justo antes de dormir porque un estómago pesado es caldo de cultivo para las pesadillas. Haz que entre la cena y el momento de acostarse transcurra al menos media hora o una hora.
El cuarto de los trucos tiene que ver con este tiempo entre la cena y el baño. Crea unas rutinas que ayuden a que el niño se relaje y se predisponga a dormir: un baño durante el que pueda jugar un poco, un vaso de leche caliente una vez en cama y un cuento para empezar a dormirse son alguna de las cosas que te ayudarán a pasar tiempo con tu hijo y a que este se relaje antes de dormir.
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